¿Es el arte del siglo XX un mero pasatiempo sin importancia, como si estuviéramos atravesando un período dulce y todas las guerras por las que hemos pasado fueran parte del decorado?
Marcel Duchamp
Este trabajo comienza a finales de 2008 con la serie de cuatro fotografías Cuatro formas de doblar tu dinero. En ellas aparecen: una pajarita realizada con un billete de 100 pesos mexicanos, una grulla con un dólar estadounidense, un canario de 50 euros y un pavo real de 10 euros. En ellas el papel moneda es el material con el que se han realizado.
Transparencia económica
La situación de crisis económica mundial trataba en esos momentos de encontrar soluciones en las distintas cumbres de Washington. Uno de los temas principales sobre los que giraban los discursos era la transparencia económica. Al llevar esta premisa al mundo del arte, consideraba que la mejor manera de atender a estos requerimientos era utilizando el dinero como material para la elaboración de mis esculturas, que tomaron la forma de origami. Estos pequeños objetos, típicos de la tradición oriental, convierten en forma tridimensional un objeto bidimensional. Estos papeles tienen un valor, pero éste no es en sí mismo, sino en otro. En el momento de transformarlos en figura, les doy un valor que va más allá del medio de cambio. Esa plusvalía podía tener dos manifestaciones: ser considerada una plusvalía económica, o ser lo que he querido llamar una plusvalía emocional.
1- Plusvalía económica de una grulla de un dólar
¿Qué criterios se pueden establecer para fijar el precio de un origami realizado con un billete de dólar?
1-a) Criterio conceptual a partir de una regla estricta elegida arbitrariamente
En español podemos hacer uso de la palabra “doblar” de manera polisémicas. Una de sus acepciones significa “plegar”. La otra se refiere a “multiplicar por dos”. A partir de esta regla que me presta el castellano, establezco que, cada doblez realizado en el billete, multiplica por dos su valor. ¿Cómo mantener este rigor en la valoración del objeto salvándolo del absurdo? Consideré la creación de una sociedad limitada para poder vender el objeto por participaciones. Para ello acudí a Lan Ekintza (el órgano del gobierno vasco dedicado a la asistencia en la creación de nuevas empresas). Allí se me informó de que, para crear una sociedad limitada, había que partir de un número de socios capitalistas, y el mínimo capital de partida eran unos 6.000 euros. Mi interés era que los socios capitalistas, propietarios de las acciones, fueran los coleccionistas. Al no tener a priori a los coleccionistas-inversores, no podía formar una sociedad limitada. La otra forma de hacerlo era creando una sociedad anónima unipersonal. El capital inicial debía ser en este caso de unos 25.000 euros, pero de ellos, el 75 % podía ser contabilizado a través de la inversión en bienes muebles e inmuebles de la empresa, en este caso, los origami. Para ello habría que haber tasado las figuras para considerar su valor. ¿Este trabajo lo habría hecho un tasador de arte? Esto nos lleva al otro camino: la valoración de cada origami según los criterios del mercado del arte.
1-b) Criterio del mercado del arte
Pongamos el objeto en cuestión en circulación dentro del mercado artístico. Los parámetros que deciden su cotización oscilan entre los siguientes: cotización del artista en el mercado, originalidad, tamaño de la pieza, materiales y durabilidad de la pieza, número de unidades de la serie… En razón de estos criterios, y conviniendo su precio con Marta Cervera, mi galerista, adjudicamos valores a las obras en una horquilla que oscilaba entre los 300 y los 550 USD, dependiendo de la dificultad en la realización de cada una. De esta forma, una sencilla Cinta de Möbus, realizada pegando los extremos de una tira realizada con un billete de dólar de forma que la cara verde continúe en la negra, se ofrecía por 300 USD, y un triceratops por 500 USD. En la feria de arte NADA, celebrada en Miami en noviembre de 2009, fueron vendidas cuatro figuras a un coleccionista europeo. Esto dejaba demostrado que estos valores eran adecuados para el contexto del mercado del arte.
2- Plusvalía emocional de una grulla de 1 USD
El término plusvalía emocional lo he acuñado para denominar el aumento del valor de un objeto, que no se manifiesta en un precio mayor. Este giro en la concepción del valor de la obra se produce cuando concibo el trabajo como un objeto que ha de funcionar de manera natural en los intercambios comerciales con el mismo valor de cambio que tenía el mismo billete sin transformar. El material sigue siendo el mismo, así que su valor en cuanto a materia permanece inamovible. El cambio sustancial se produce en su transformación en figura, en su manipulación por parte de un individuo que ha dedicado tiempo y esfuerzo a ello. Cuando este tiempo y esfuerzo es entregado, junto con el objeto, a otra persona, este gesto se convierte en regalo. Y este regalo es recibido por la misma persona que recibe el objeto, y no por otra. El valor monetario puede ser recibido por la empresa que presta los servicios, la multinacional o el banco, pero el único receptor del valor que posee la figura de origami es la persona que está al otro lado del mostrador, la caja registradora o la barra del bar. Este regalo establece entre las personas usuarias del sistema capitalista un vínculo ajeno al sistema económico y propio de las relaciones interpersonales, generando afectos.
Se dice de algunos artistas de otras épocas que pagaban en los cafés con sus dibujos. Con este gesto recupero esa costumbre, pero sin dejar de utilizar la única moneda legal de cambio, sin discrepar absolutamente del mecanismo de intercambio.
¿Transformación o destrucción?
En el proceso de elaboración de estos origami con billetes, hay que proceder a la cuadratura del rectángulo. Para ello hay dos maneras: doblar el billete hasta obtener un cuadrado, o cortar el billete para obtener este resultado. El en el caso de los billetes de euro, la primera opción no es compleja, ya que se requiere un solo doblez para alcanzar este pliegue, puesto que su lado mayor no supera el doble del lado menor. En los billetes de dólar el lado menor es mayor que el doble de su lado menor, así que, para lograr un cuadrado, habría que doblar dos veces el billete, haciendo muy complicados los sucesivos dobleces que requiere un origami de cierta complejidad. En este caso opté por cortar los dólares, obteniendo así dos cuadrados con cada billete, de forma que podríamos decir que cada figura me costaba 50 centavos de dólar y aún me sobraba una pequeña tira de 2,3 x 6,6 cm. de cada billete. Para la elaboración de la Cinta de Möbius procedí también cortando el billete, pero esta vez de forma longitudinal. De esta manera realicé cerca de 100 figuras diferentes.
La destrucción de monedas y billetes es un delito, ya que estos objetos no pertenecen más que al Estado. Nosotros somos usuarios del dinero. Cada vez que he destruido un billete, cortándolo, rasgándolo, o incluso quemándolo, he inquirido en un delito ante la justicia estadounidense. Pero ¿qué manera hay más radical de realizar una transformación sino a través del fuego? 10 Dollars per Minute es un vídeo en el que vemos un dólar en forma de pajarita que se quema una, dos, tres y hasta 10 veces en un solo minuto, ya que en la edición coloqué la misma imagen del dólar ardiendo de forma sucesiva y adaptando su duración a 6 segundos, que multiplicado por 10 hacen el minuto de vídeo, y que poniendo su proyección en modo loop hacen una sucesión infinita de piras de dólares. El vídeo, como la fotografía, nos permite guardar la imagen a pesar de que el referente ya no exista. Por tanto con este vídeo quise crear la ilusión de una cantidad infinita de dinero que continuamente se está consumiendo. Esta destrucción, como la sección de mis billetes, hace que la transformación sea, efectivamente, radical. Ya no es más, y nunca más será, un billete válido. Le he despojado de su naturaleza de medio de cambio de forma permanente. Sin embargo le he adjudicado un aura de obra de arte única, ya que me comprometo a no repetir ninguna de las figuras.
El doblez y sus marcas
¿Qué sucede con las figuras que no secciono y que pretendo que regresen de nuevo al flujo económico? Estas figuras que trato de devolver al mercado y de cuya elaboración pretendo hacer partícipe a los ciudadanos, serán desarmadas a la hora de ser ingresadas en la caja, puesto que no pueden circular más que con su característica forma cuadrangular. Sin embargo en estos billetes “reinsertados” permanecen unas marcas, las de los dobleces efectuados sobre ellos, inalterables e indelebles. De esta manera, al ser intercambiadas una y otra vez, provocarán en cada uno de los intercambios un extrañamiento por parte del usuario del billete, que mirará con curiosidad los múltiples dobleces geométricos que hay en él. Para realizar esta intervención social se distribuyen panfletos con las instrucciones de cuatro origami básicos a partir de billetes de 5, 10, 20 y 50 euros. Estas instrucciones pueden descargarse también en el blog comodoblartudinero.blogspot.com. En la exposición realizada en mayo de 2010 en el Instituto Cervantes de Viena se distribuían estos modelos para que cada visitante pudiera realizar en su casa, en la parada del metro o en la sala de espera del médico, una o las cuatro figuras con su dinero, y luego pagase con ellas en los comercios.
Con este trabajo nos remitimos al concepto de plusvalía emocional que comentamos al principio. Viena se distribuían estos modelos para que cada visitante pudiera realizar en su casa, en la parada del metro o en la sala de espera del médico, una o las cuatro figuras con su dinero, y luego pagase con ellas en los comercios. Con este trabajo nos remitimos al concepto de plusvalía emocional que comentamos al principio.
Ocio y negocio
El origami, tradición milenaria japonesa, es utilizado frecuentemente como terapia, descanso, entretenimiento o ejercicio de coordinación y habilidad. Se le suele llamar hobby, afición, pasatiempo… y gran parte de las veces no es más que eso. Pero en este caso nos encontramos con que para mí es un trabajo profesional a través del cual busco una remuneración. El arte se revela en esta obra como un ámbito donde se pueden dar ambas concepciones del trabajo: ocio y negocio. El juego ha sido siempre algo muy cercano al arte, y a veces se conciben ambos como medios en los que existen unas reglas propias, unas normas diferentes o análogas a las que rigen nuestras vidas.
¿Es el arte una actividad que aparece (como la filosofía) cuando las necesidades primarias están cubiertas, es decir, cuando existe un tiempo para el ocio? O, como diría Duchamp, ¿es el arte del siglo XX un mero pasatiempo sin importancia, como si estuviéramos atravesando un período dulce y todas las guerras por las que hemos pasado fueran parte del decorado?
La utilidad como elemento de depreciación en el arte
En esta serie de trabajos realizados en torno al dinero y el origami, imprimí con serigrafía una edición de camisetas con la imagen de una pajarita realizada con un billete de dólar. Esta serie de 100 camisetas (50 blancas y 50 negras) planteaba una duda a la hora de ser valorada: si estábamos frente a una camiseta o frente a una obra gráfica. Si se trata de lo primero, el mercado nos impone un margen que no debe superar los 25 – 30 euros. Si consideramos lo segundo, podemos rebasar la cifra multiplicándola por 100 o 200. La diferencia radica en su utilidad. Y en este caso su forma nos delata su funcionalidad, e, inevitablemente, deberemos considerar este objeto como lo que es en un primer momento: una camiseta (a no ser que la enmarquemos). Lo mismo sucede con un rollo de papel de pared impreso con una greca construida a partir del mismo motivo.
Implicaciones espirituales
En este gesto de transformación encontramos implícito el concepto de redención. En sus desplazamientos desde la esfera crematística hacia las esferas artística, social, lúdica, no podemos olvidar la esfera religiosa. De alguna forma nos enfrentamos a un vanitas, un memento mori a la manera barroca, donde ya no encontramos joyas, coronas o piedras preciosas en torno a una calavera, sino el mismo papel moneda trivializado en forma de animalitos y figuras geométricas. Un vanitas aderezado con uno de nuestros condimentos más queridos en la contemporaneidad: la ironía.
La imagen de 10 Dollars per Minute, donde arde un dólar en forma de pajarita, nos habla de inmolación, de una suerte de ascética de renuncia y sacrificio a los bienes materiales. En Cien formas de doblar tu dinero, esa banalización de la posesión del dinero a través del juego con él supone una renuncia a la fruición con que se almacenan los dólares, los euros o los pesos. La misma palabra lo dice: peso. Hemos de liberarnos de él para volar alto, hay que soltar lastre y ascender (nótese que esta palabra procede de la misma familia que ascesis).
Otra faceta relacionada con la espiritualidad es la referida a una simbología geométrica, a una numerología esotérica que tiene mucho que ver con los símbolos masónicos presentes en los billetes de dólar y presentes también en las formas que realizo con algunos de ellos. En Tres formas de doblar un dólar fotografío un cubo, una pirámide y un octaedro truncado, formando un conjunto en el que cada figura tiene un símbolo presente en los billetes de dólar. La pirámide nos ofrece en su cara frontal otra pirámide, la impresa en el lado izquierdo del dorso del billete. El cubo nos muestra el águila calva, y el octaedro truncado nos deja ver la cara de Washington. Esos tres elementos, repletos de simbología y asociados en un número perfecto, nos remiten a la imaginería de los illuminati o cualquier secta hermética y ritualista.
Matemáticas del dólar
En las figuras que realizo están muy presentes la geometría y la matemática. En Möbius Strip propongo esa forma infinita cuya característica ya conocemos, aplicada a una banda hecha con un dólar. Ambas caras del dólar pueden ser recorridas por una hormiga de manera continua, y su misma forma nos recuerda al símbolo de infinito. Realizando una torsión en el papel y pegando los extremos verde y negro, obtenemos esta cinta de Möbius, símbolo de un billete de dólar sin extremos, infinito y único.
Otra manera de proceder similar a la de la cinta de Möbius es la del flexágono, que consiste en una cinta de Möbius aplastada, compartiendo con ella la característica de la continuidad sin fin de sus superficies. Esta forma fue descubierta por el inglés A. Stone cuando se entretenía con las tiras de papel de 5/8” de anchura resultantes de igualar folios americanos con ingleses, mientras hacía su posgrado en matemáticas en Princetown . Esta manera de proceder, sentado en una mesa de trabajo y dejando pasar el tiempo en entretenimientos, es como realicé gran parte de las piezas que conforman la serie Cien formas de doblar tu dinero. En Bilbao, sentado en el escritorio del estudio que me cedió la Fundación Bilbao Arte para desarrollar el proyecto, mientras las ventanas dibujaban sobre la pared el recorrido del sol, me entretenía con los billetes inventando juegos, creando formas, cortando, rasgando, pegando y componiendo el papel de dólar. Este proceder responde al concepto de procrastinación, el mismo que llevó al profesor Stone a inventar el flexágono, y que forma parte del proceso creativo de muchos artistas.
Las otras formas geométricas las genero a partir de módulos, recortables o simples dobleces. El octaedro truncado está realizado como un recortable con pestañas.
Las pirámides, cubos, etc. están generadas tomando como base un papel cuadrado (un billete cortado) y utilizando la metodología del origami tradicional. El dodecaedro regular está formado a partir de módulos iguales encajados entre sí. La metodología es, por tanto, muy diversa, pero tienen algo en común: el juego y el reto de la geometría.
El poder de plegar
En este ejercicio de papiroflexia se propone una ficción: la posibilidad de plegar un símbolo del poder como es el dinero. El placer que proporciona esta simulación puede servirnos como terapia. De nuevo jugamos con el doble sentido de una palabra: plegar. Tomando el término plegar en su acepción de “doblegar”, “someter a nuestra voluntad”, creamos esta idea en la que imaginamos tener un poder sobre este símbolo, y por tanto, sobre el sistema al que representa. Nos salimos de la regla que exige el Estado de utilizar el dinero como medio de cambio, y le damos un uso diferente. En esta transgresión se revela el poder que cada uno tiene de utilizar el arte como vía de escape del stablishment. Pero no nos engañemos: esto es sólo una ficción.